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Selenio: El verdadero rey del tex-mex entre los minerales

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Indiscutiblemente, Selena Quintanilla fue, y para muchos aún es, la reina de la cumbia y del Tex-Mex durante la década de los 90’s. Fueron varios los éxitos que lograron colocarla en el top de las listas de música internacional como la mejor representante de la música latina en esa década. No obstante, en el mundo de los minerales tenemos otro rey del mambo, un mineral tan importante que sin él la vida no podría existir. Así es, el chico del apartamento 34 (de la tabla periódica), el selenio, es un oligoelemento esencial para los mamíferos. A través de las selenoproteínas, este mineral participa en diversos procesos biológicos como la defensa antioxidante, la producción de hormonas tiroideas y las respuestas inmunitarias. Algunos informes científicos han observado que un organismo humano deficiente en selenio puede ser propenso a diversas enfermedades. Si esto aún no termina de captar toda tu atención, qué tal si te digo que este mineral recibió su nombre, no por la reina del Tex-Mex, pero si por Selene, la diosa griega de la luna. ¿Interesante verdad? Sigue leyendo y te contamos su historia, beneficios y los avances científicos relacionados con la suplementación con selenio.

El descubrimiento del selenio es atribuido al químico sueco Jöns Jacob Berzelius en 1817, quien tenía una fábrica química en Gripsholm (Suecia) que producía ácido acético, nítrico y ácidos sulfúricos. En 1974, James E. Oldfield público un artículo en la Revista Veterinaria de Nueva Zelanda en el cual nos cuenta la historia del descubrimiento del también llamado “metal-lunar”. En esta historia, Oldifield relata que los trabajadores de Berzelius en la fábrica estaban sufriendo una enfermedad, la cual comenzó cuando la fábrica cambió a una nueva fuente local de mineral de azufre. Según cuenta la historia, Berzelius pensó que esta enfermedad podría deberse a la contaminación con arsénico del propio azufre, y el análisis de este mineral condujo al aislamiento de un nuevo elemento (selenio). El académico Jan Trofast relata también la historia del descubrimiento del selenio, afirmando que, según las notas del mismo Berzelius, el químico declaraba lo siguiente: “Yo, para marcar sus propiedades afines con el telurio, la he nombrado selenio, luna (diosa). Es más, está en este sentido a medio camino entre el azufre y el telurio, y tiene casi más caracteres de azufre que de telurio.” Es decir, estos relatos cuentan que Berzelius nombró a este mineral “selenio” en honor a Selene, una deidad lunar de la mitología griega. Lo que tenemos claro, es que Berzelius eventualmente logró obtener hermosos cristales de selenio, aún conservados en la colección Berzelius en Estocolmo, que usó para determinar el peso atómico. Berzelius determinó que el peso atómico del selenio era 79,34 u, considerándose como valor actual un peso atómico de 78,96 u, lo que nuevamente muestra la precisión de su análisis químico.

Pero entonces, ¿qué importancia ha tenido el descubrimiento del selenio? ¿por qué decimos que es bueno si se descubrió gracias a que estaba causando enfermedad a los trabajadores de Berzelius?. El selenio es un micronutriente esencial al cual desde su descubrimiento hemos ido encontrando una serie de beneficios en nuestro organismo, ya que desempeña un papel crucial en el desarrollo y en una amplia variedad de procesos fisiológicos, incluido el efecto de las respuestas inmunitarias. En cuanto a por que causaba enfermedad en los trabajadores de Berzelius, podemos decir que nombrarlo haciendo referencia a la diosa lunar fue muy acertado, ya que al igual que la luna, el selenio tiene dos caras ya que es tóxico para todos los organismos y esencial para muchas bacterias y especies animales. Por lo tanto, las dos caras del selenio, esencial y tóxico, son únicas porque el rango entre las cantidades necesarias para mantener la salud o causar toxicidad es bastante estrecho. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos tiene una ingesta diaria recomendada (RDA) de 55 μg/día para adultos, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un límite tóxico de 800 μg/día para adultos. Por esta razón, algunos investigadores bromean al referirse al selenio como el “veneno esencial”.

Además de la diátesis exudativa y la necrosis hepática, la deficiencia de selenio da como resultado una serie de otras enfermedades de animales y humanos. Estos incluyen la enfermedad del músculo blanco (una enfermedad de distrofia muscular principalmente de las ovejas); la cardiopatía de la mora, una enfermedad que afecta al ganado y se llama así debido a una hemorragia del corazón que le da al órgano el color y la apariencia de una mora; y en humanos, enfermedad de Keshan y enfermedad de Kashin-Beck. La enfermedad de Keshan es un tipo de miocardiopatía y puede tener una etiología viral subyacente asociada con la deficiencia de selenio. Por su parte, la enfermedad de Kashin-Beck es un trastorno osteoarticular que se asemeja a la artritis reumatoide en algunos aspectos, pero es mucho más grave. Las etapas iniciales de la enfermedad pueden implicar la destrucción del cartílago de las articulaciones. La causa subyacente exacta de la enfermedad no se conoce con certeza, pero la enfermedad está fuertemente asociada con la deficiencia de selenio y yodo. Fue el descubrimiento de la enfermedad de Keshan y las proteínas que contienen selenio de los mamíferos lo que estableció al selenio como un oligoelemento esencial para los humanos. Así que, como puedes observar, es un mineral que no podemos excluir de nuestra dieta, y debemos mantener su consumo controlado en su nivel óptimo.

Está bien, ahora ya sabemos que hay que evitar su deficiencia, pero ¿qué beneficio puede suponer su consumo? Entre los beneficios del consumo de selenio, podemos destacar 3 principales: el metabolismo de las hormonas tiroideas; el efecto en el sistema de defensa antioxidante y metabolismo oxidativo; su efecto en el sistema inmunológico. El selenio está presente en los alimentos principalmente como selenocisteína y selenometionina (forma orgánica), que probablemente se absorben en el intestino delgado principalmente a través de la difusión transcelular, mientras que el selenito o el selenato (formas inorgánicas) están presentes solo en cantidades mínimas en los alimentos. Las principales fuentes de ingesta de selenio son la carne y los productos cárnicos (31 %), el pescado y los mariscos (20 %), la pasta y el arroz (12 %) y el pan y los cereales para el desayuno (11 %), mientras que las mayores concentraciones de selenio (>1 mg/kg) se encuentran en nueces de Brasil y vísceras. En Europa, la ingesta diaria promedio se ha estimado en 40 μg/día (32–62 μg/día), en comparación con los EE. UU., donde es de 93 μg/día para las mujeres y 134 μg/día para los hombres.

Se han realizado diferentes estudios para conocer más acerca de los beneficios de la suplementación con selenio. Por ejemplo, Lynnette R. Ferguson y colaboradores observaron que los beneficios óptimos de la suplementación sobre la estabilidad del ADN se observan cuando el nivel sérico de selenio alcanza entre >120 y <160 ng/ml. Una dosis de 200 µg/día de levadura selenizada también demostró ser una opción de suplementación más segura en comparación con una dosis similar de selenometionina (SeMet). No obstante, los autores de este estudio destacan el requisito de preestratificación de una población mediante el nivel de selenio en suero y el nivel de daño del ADN de referencia, antes de llevar a cabo una suplementación de selenio como la de este estudio. En otros estudios se ha observado que un estado más alto de selenio o la suplementación con selenio tiene efectos antivirales, es esencial para la reproducción exitosa de machos y hembras y reduce el riesgo de enfermedad tiroidea autoinmune. Además, en otros estudios se ha observado que la suplementación con selenio quizá no puede traer beneficios adicionales, pero puede evitar problemas causados por deficiencia en poblaciones que tengan un alto requerimiento metabólico del mismo. Por ejemplo, Diego Fernández-Lázaro y colaboradores observaron que el uso de suplementos de selenio no tiene beneficios sobre el rendimiento atlético aeróbico o anaeróbico, pero puede prevenir las deficiencias de selenio entre atletas con entrenamiento de alta intensidad y alto volumen. Los niveles plasmáticos óptimos de selenio pueden ser importantes para minimizar los efectos oxidativos crónicos inducidos por el ejercicio y modular el efecto del ejercicio sobre los cambios mitocondriales.

Aunque aún falta mucho por mencionar acerca de este mineral alunizante, que mucho se ha contado ya sobre su historia, estamos seguros de que mucha de la historia del selenio se seguirá escribiendo en el futuro. La ciencia sigue encontrando beneficios y delimitando las zonas seguras para su consumo mediante alimentos o suplementos alimenticios. Te invitamos a que sigas visitando nuestro blog técnico, donde intentaremos mantenerte actualizado de los beneficios y curiosidades sobre el consumo de este y muchos otros de los micronutrientes esenciales para nuestro funcionamiento optimo.

Si te interesa conocer más sobre el selenio, su historia, curiosidades y/o beneficios, te invitamos a revisar los siguientes artículos:

  1. Avery, J. C., & Hoffmann, P. R. (2018). Selenium, Selenoproteins, and Immunity. 10(9), 1203.
  2. Duntas, L. H., & Benvenga, S. (2015). Selenium: an element for life. Endocrine, 48(3), 756-775. doi:10.1007/s12020-014-0477-6
  3. Fernández-Lázaro, D., Fernandez-Lazaro, C. I., Mielgo-Ayuso, J., Navascués, L. J., Córdova Martínez, A., & Seco-Calvo, J. (2020). The Role of Selenium Mineral Trace Element in Exercise: Antioxidant Defense System, Muscle Performance, Hormone Response, and Athletic Performance. A Systematic Review. 12(6), 1790.
  4. Fordyce, F. M. (2013). Selenium Deficiency and Toxicity in the Environment. In O. Selinus (Ed.), Essentials of Medical Geology: Revised Edition (pp. 375-416). Dordrecht: Springer Netherlands.
  5. Guillin, O. M., Vindry, C., Ohlmann, T., & Chavatte, L. (2019). Selenium, Selenoproteins and Viral Infection. 11(9), 2101.
  6. Rayman, M. P. (2012). Selenium and human health. The Lancet, 379(9822), 1256-1268. doi:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(11)61452-9
  7. Reich, H. J., & Hondal, R. J. (2016). Why Nature Chose Selenium. ACS Chemical Biology, 11(4), 821-841. doi:10.1021/acschembio.6b00031
  8. Roman, M., Jitaru, P., & Barbante, C. (2013). Selenium biochemistry and its role for human health. Metallomics, 6(1), 25-54. doi:10.1039/c3mt00185g %J Metallomics
  9. Selenium in Human Health and Disease. (2011). 14(7), 1337-1383. doi:10.1089/ars.2010.3275
  10. Zwolak, I., & Zaporowska, H. (2012). Selenium interactions and toxicity: a review. Cell Biology and Toxicology, 28(1), 31-46. doi:10.1007/s10565-011-9203-9