Francisco Sagasti Hochhausler tomó posesión este martes como nuevo presidente interino de Perú, el tercer mandatario que tiene el país en poco más de una semana.
Sagasti asumió la presidencia un día después de que el Congreso aprobara con 97 votos a favor, 26 en contra y cero abstenciones su candidatura a presidir la Mesa Directiva del órgano.
Ingeniero industrial de Lima, será presidente hasta julio de 2021, cuando está previsto que tome posesión el ganador de las elecciones generales del 11 de abril.
La votación del Congreso se produjo en medio de la grave crisis política y social en el país, tras la destitución (vacancia) del presidente Martín Vizcarra la pasada semana y la posterior asunción del Poder Ejecutivo por parte del presidente del Congreso, Manuel Merino.
La salida de Vizcarra y entrada de Merino provocaron fuertes protestas ciudadanas, que fueron reprimidas con violencia por la policía, dejando un balance de al menos dos muertos y numerosos heridos.
Tras estos sucesos, Merino renunció el domingo al cargo que había asumido hacía solo seis días y el Congreso peruano se reunió para tratar de elegir a un nuevo mandatario transitorio, pero su primera sesión con ese objetivo resultó fallida.
Un segundo intento
Sagasti, de 76 años, fue elegido por el Congreso para presidir su mesa directiva y, en consecuencia, sigue el proceso de sucesión presidencial contemplado en la Constitución, que establece que el titular de ese poder asume la presidencia cuando no hay un mandatario.
El político, de tendencia centro-liberal, fue consejero técnico del Banco Mundial y se convierte en el tercer presidente del país en una semana y el cuarto en menos de tres años, tras la renuncia de Merino, la destitución de Vizcarra y la dimisión de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en 2018.
“Hoy no es un día de celebración, porque hemos visto la muerte de dos jóvenes en protesta”, consideró Sagasti en el Congreso unicameral, tras ser aprobada la lista que encabezaba.
“No bastó la pandemia, la crisis económica, los problemas de inseguridad, tuvimos que esperar la muerte de dos jóvenes para que nos (…) motive a trabajar de una manera más decidida y lograr un desarrollo más justo y equitativo”, manifestó.
Sagasti forma parte del único partido que votó en contra de la destitución del presidente Vizcarra y su trabajo ahora “no será fácil”, advierte la corresponsal de la BBC en Sudamérica, Katy Watson.
“Muchos manifestantes acusaron al Congreso de montar un golpe parlamentario al destituir a Vizcarra”, apunta Watson, “y [Sagasti] tendrá que encontrar la manera de brindar paz al país después de las protestas, que dejaron dos muertos y muchos heridos más”.
La votación del pleno del Congreso a favor de Sagasti fue recibida con aplausos en una céntrica plaza de Lima, mientras en otra parte de la ciudad sepultaban a las jóvenes víctimas de la protesta: Inti Sotelo Camargo, de 24 años, y Bryan Pintado Sánchez, de 22, informó la agencia Reuters.
El papel de los jóvenes
Los jóvenes de la llamada “generación bicentenario” fueron uno de los grandes impulsores de las protestas callejeras estos días en contra de la destitución de Vizcarra -aunque no necesariamente a favor de éste, pero sí en contra de su reemplazo por Merino-.
“Acabamos de despertar y somos la juventud, la generación Z, los que hemos salido a luchar por lo que merecemos como país, para que no nos sigan robando, usurpando y haciendo lo que quieran con nosotros”, le dijo a la agencia Efe Jenny Fernández, quien volvió a salir a la calle para celebrar la renuncia de Merino y reclamar justicia por los dos fallecidos.
La iniciativa parlamentaria para destituir a Vizcarra, la cuarta moción de vacancia que presentó el Congreso peruano desde 2016, fue impulsada por las acusaciones contra el exmandatario sobre supuestos sobornos en su etapa como gobernador de la provincia sureña de Moquegua (2011-2014).
Vizcarra, que negó todas las acusaciones, asumió la presidencia en marzo de 2018, después de que el entonces presidente PPK renunciara a su cargo entre acusaciones de corrupción y tras afrontar dos “mociones de vacancia” del Legislativo.
El propio Vizcarra había enfrentado otro juicio político hacía solo unos meses, en septiembre, si bien en aquella ocasión no se lograron los apoyos necesarios para aprobarlo.
Tras su destitución, el entonces mandatario criticó duramente la acción tomada por el Congreso en medio de la grave crisis del coronavirus y consideró que “la historia y el pueblo peruano juzgarán las decisiones que cada quien toma”.
En el Legislativo, señaló entonces Vizcarra, no se impuso “la razón, sino el número de votos de los representantes del pueblo quien aparentemente se olvidaron de a quién representan”.
Las manifestaciones de descontento se fueron agravando con el paso de los días tanto por la respuesta represiva de los cuerpos policiales como por declaraciones de miembros del gobierno de Merino, incluido el propio mandatario interino, que fueron interpretadas por una parte de la población como un intento de desconocer la magnitud y la legitimidad de las protestas.
El recibimiento de Sagasti fue esta vez muy diferente y enseguida obtuvo respaldos públicos a nivel internacional, incluso antes de que haya tomado posesión del cargo.