España busca allanar el camino a los países latinoamericanos que puedan necesitar financiación para superar la crisis del coronavirus. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha convocado este miércoles una conferencia internacional entre las principales instituciones financiera multilaterales (entre ellas el Fondo Monetario Internacional, representado por su directora gerente, Kristalina Georgieva, o el Banco Mundial) y una decena de países de la región latinoamericana y del Caribe. Los participantes exploran un marco diferente de acceso a créditos de estas instituciones que abra la puerta a países con niveles de renta que exceden los criterios para reclamar determinados apoyos pero que encierran enormes niveles de desigualdad que se agravarán con el impacto de la pandemia.
La iniciativa de Sánchez reúne por videoconferencia a los líderes de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Barbados, que ejerce la presidencia rotaria de la Comunidad del Caribe (Caricom), según explican fuentes de La Moncloa. A la directora gerente del FMI se sumarán el del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno; la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan; el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina, Carlos Felipe Jaramillo, así como otros responsables de la ONU y de diferentes organizaciones regionales.
Los participantes han aprobado una declaración que recoge el compromiso de buscar mecanismos de financiación asequibles para estos países. El objetivo es evitar que el desplome económico derivado de la pandemia agudice la brecha social. El texto esboza algunas soluciones, entre las que figura una controvertida. Los jefes de Estado y de Gobierno instan a “estudiar posibles reestructuraciones de pagos de deuda, caso por caso, a países altamente endeudados como consecuencia de la pandemia”. Aunque las instituciones financieras han participado en la discusión, sus responsables no firman esta declaración, suscrita por los dirigentes de los países participantes, así como por Grynspan y por la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina, Alicia Bárcena. La declaración promueve también la existencia de “préstamos blandos, posibles donaciones bilaterales y reasignación de recursos” para fortalecer los sistemas de salud de los países más dañados.
“La solución a la crisis no puede ser a costa de más desigualdad. Tenemos que cambiar los marcos de referencia de la financiación. La región no se beneficia de muchos de los programas por basarse en un indicador como el producto interior bruto, que no es una foto fiel de las desigualdades”, ha señalado Sánchez en la inauguración de esta cita telemática. El resto de las intervenciones no se retransmiten.
El coronavirus amenaza con provocar una caída del 5,3% en el producto interior bruto en esa región del mundo este año, la peor caída de su historia, según un reciente análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Respecto a la pobreza, se estima que la crisis llegue a generar 29 millones de nuevos desfavorecidos.
El encuentro, pese a todo, se celebra sin la presencia de los dos gigantes de la región: México y Brasil. Fuentes gubernamentales explicaron que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, alegó motivos de agenda para no participar. En cuanto al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, las mismas fuentes evitaron aclarar si se le había invitado directamente. “Se trata de una iniciativa abierta, a la que también se pueden sumar otros más adelante”, argumentaron. Tampoco acudirán los representantes de Venezuela o de Cuba.
Los organizadores rehúsan cuantificar las ayudas que necesitarían los países latinoamericanos para hacer frente al deterioro económico. “No hay un objetivo general; lo que se plantea es hacer un mayor esfuerzo del que se ha hecho hasta ahora”, explica una fuente de La Moncloa. Se trata de cambiar el paradigma de acceso a algunos de los fondos que ofrecen estos organismos multilaterales y que pueden frenar la concesión de créditos a la región, abundan esos responsables. España confía, además, en implicar a la Unión Europea en estos esfuerzos.