Nos ponemos en contacto para informarles que hoy el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) anunció que iniciará tareas de fiscalización de productos que son promocionados como beneficiosos para la salud o el bienestar personal que podrían tratarse de engaños publicitarios (denominados por el SERNAC como “productos milagro”). Desde el organismo indicaron que exigirán a las empresas que producen y comercializan estos productos información para verificar la “comprobabilidad de las promesas”.
Indicaron que por “productos milagro” hacen referencia a aquellos productos que, “por medio de la publicidad, se atribuyen cualidades o beneficios extraordinarios, en este caso, respecto a la prevención y cura de enfermedades o un efecto estético, pero su información de respaldo, en general, es insuficiente para comprobar tales beneficios. Por ejemplo, algunos productos que serán fiscalizados aseguran que utilizan “ingredientes clínicamente probados”, “100% naturales”, “resultados comprobados”, o se califican como “el mejor del mercado”, “seguro y eficaz para quemar grasa”, o eficaz para “prevenir enfermedades degenerativas”.
Desde el organismo comunicaron: “En esta ocasión, la acción del SERNAC se centrará en la comercialización online de ‘suplementos alimenticios’ por parte de tiendas especializadas, farmacias, entre otros, que se atribuyen efectos preventivos o curativos de enfermedades, tales como el alzhéimer, cáncer, y otras patologías crónicas y masivas en nuestro país, como por ejemplo la hipertensión y diabetes. No obstante, en etapas posteriores se extenderá a otras categorías”.
A su vez, manifestaron que a partir de la información recopilada por el Sernac se trabajará en forma conjunta con la Fundación Epistemonikos para “asesorarse respecto a la veracidad e inocuidad de las promesas” y avanzarán en la creación de políticas públicas en medicina y salud.
Al respecto, el director nacional del SERNAC Lucas Del Villar sostuvo que “no hay productos que hagan ‘milagros’ y no es aceptable que con la publicidad se induzca a los consumidores a creer en esas promesas. En algunos casos puede ser inocuo y solo implicará un gasto de dinero, pero en otros podría afectar la salud que es lo más grave. La publicidad debe informar las características reales de los productos y ser una orientación para que el consumidor tome una decisión responsable”.