Hígado feliz, vida feliz.

¡NANO-NUTRICIÓN AL RESCATE! Suplementos del futuro hoy
1 septiembre, 2025

Hígado feliz, vida feliz.

Fecha de publicación: 15 octubre, 2025

Autor: Dr. Gustavo Velderrain

Hígado feliz, vida feliz:

¿Qué suplementos son seguros?

El hígado es como ese editor silencioso que revisa cada página antes de que llegue al público: no importa lo que comas, bebas o tomes, todo pasa primero por él. Procesa nutrientes, desactiva toxinas y mantiene el equilibrio de nuestro metabolismo. Y como buen editor, cuando algo no encaja, se nota: cansancio, digestiones pesadas, análisis alterados o, en los casos más extremos, daño hepático.

En los últimos años, los suplementos alimenticios han ganado un lugar protagónico en la vida de millones de personas. Y junto con su popularidad, también surgieron titulares alarmantes: reportes de casos de hepatitis asociada a extracto de té verde, brotes de daño hepático con productos para perder peso o advertencias sobre hierbas tradicionales. ¿Significa esto que los suplementos son un peligro para el hígado? La respuesta corta es no. La larga, y la que exploraremos aquí, es que todo depende de qué suplemento, en qué dosis, en qué contexto y con qué calidad.

Porque, así como hay ejemplos de productos mal formulados o mal utilizados que han dado problemas, también existe un creciente cuerpo de evidencia que muestra que algunos nutrientes y compuestos pueden ser aliados poderosos para la salud hepática, desde la vitamina E en forma de tocotrienoles hasta los simbióticos que equilibran la microbiota.

En ALANUR creemos que la clave no es sembrar miedo, sino fomentar un uso informado y responsable. Los suplementos no son fármacos ni sustitutos de un tratamiento médico; son herramientas nutricionales diseñadas para población sana que, bien elegidas y correctamente usadas, pueden sumar mucho a nuestro bienestar.

¿Qué significa “seguridad hepática” en suplementos?

Cuando se habla de seguridad del hígado en relación con suplementos, el término técnico que aparece es DILI (drug-induced liver injury, o lesión hepática inducida por compuestos). Aunque suele usarse con medicamentos, también incluye productos herbales y suplementos alimenticios.

El DILI se clasifica principalmente en tres patrones:

  • Hepatocelular, cuando se dañan sobre todo las células hepáticas y se elevan enzimas como ALT o AST.
  • Colestásico, cuando lo que se bloquea es el flujo de bilis y aumentan marcadores como la fosfatasa alcalina o la bilirrubina.
  • Mixto, cuando ambos procesos aparecen al mismo tiempo.

En los Estados Unidos, los suplementos herbales y dietéticos representan aproximadamente el 20 % de todos los casos de DILI, y la tendencia ha ido en aumento en la última década

1 - Nutrients

. Eso significa que de cada 5 casos de lesión hepática inducida por sustancias, al menos 1 se relaciona con algún suplemento. La base de datos del consorcio DILIN (Drug-Induced Liver Injury Network) documentó que entre 2004 y 2012 el porcentaje de casos asociados a suplementos pasó del 7 % al 20 %, reflejando tanto el crecimiento del mercado como los desafíos de regulación y trazabilidad.

La gravedad también varía. En la mayoría de los reportes, los pacientes se recuperan tras suspender el producto. Sin embargo, un porcentaje menor requiere hospitalización, y casos extremos han llegado a trasplante hepático o incluso fallecimiento, como ocurrió con brotes asociados a productos multi-ingrediente para pérdida de peso.

Por eso, cuando hablamos de seguridad hepática no estamos diciendo que todos los suplementos “dañan el hígado”, sino que es un tema de contexto, dosis, calidad y susceptibilidad individual. Y es aquí donde conviene mirar con lupa: ¿qué productos han generado problemas y bajo qué circunstancias?, y ¿qué compuestos, en cambio, muestran evidencia de ser aliados del hígado?

Cuando han dado problemas: qué, cómo y por qué

Que quede claro desde el principio: la mayoría de las personas que consumen suplementos no tienen problemas hepáticos. Sin embargo, algunos reportes clínicos han mostrado que, en condiciones muy específicas, ciertos productos pueden afectar al hígado. Lo importante no es generar miedo, sino entender qué pasó, con qué productos y en qué circunstancias, para usar esa información a favor de un consumo responsable.

Uno de los casos más comentados es el extracto de té verde. Aunque es una bebida segura en su forma tradicional, en suplementos concentrados de catequinas (EGCG) se han descrito casos de hepatitis aguda, sobre todo cuando se consumen dosis muy altas (≥800 mg al día) o en ayuno. La mayoría se recupera al suspenderlo, pero en un pequeño porcentaje fue necesario incluso un trasplante hepático.

Algo similar ocurre con algunos productos multi-ingrediente para perder peso, como Hydroxycut® u OxyELITE Pro™. En series de casos y brotes bien documentados se reportaron hospitalizaciones, y en Hawái incluso dos trasplantes y una muerte asociados a OxyELITE Pro™. El problema no fue un “ingrediente misterioso” sino la falta de trazabilidad y las reformulaciones constantes, que complicaban identificar exactamente qué estaba causando el daño.

Otros suplementos que han dado señales de riesgo son la Garcinia cambogia (un caso grave de falla hepática fulminante con trasplante), el kratom (con lesiones hepáticas de tipo colestásico que suelen revertir al suspender), y la ashwagandha. En esta última, una serie de India encontró tres muertes, pero todas en pacientes que ya tenían enfermedad hepática previa; en población sana, el riesgo es mucho menor.

No solo las plantas: también hay reportes con niacina en dosis muy altas (vitamina B3 en forma de liberación prolongada), que llegó a causar un caso fatal en una persona con hígado enfermo. Y con el arroz de levadura roja, cuyos extractos contienen monacolina K (químicamente idéntica a la lovastatina), se han descrito hepatitis agudas. Esto recuerda que, aunque el producto se presente como “natural”, su principio activo puede comportarse igual que un fármaco.

Incluso el black cohosh, usado tradicionalmente para síntomas de la menopausia, ha sido objeto de debate: hay reportes de daño hepático, aunque la evidencia no es concluyente. Tanto así que algunos expertos han sugerido añadir advertencias en etiquetas hasta tener mayor claridad.

En conjunto, los datos muestran que los suplementos representan cerca del 20 % de todos los casos de daño hepático inducido por sustancias en EE. UU., una cifra que ha crecido en la última década. Pero también hay que ponerlo en perspectiva: los desenlaces graves (como trasplantes o muertes) son muy poco frecuentes, y la mayoría de los pacientes mejora al suspender el producto.

La lección es simple: el riesgo no viene del concepto “suplemento” en sí, sino de dosis excesivas, combinaciones poco claras, uso en personas con hígado ya dañado o la falta de controles de calidad en algunos productos.

Factores que aumentan el riesgo

Los casos de daño hepático asociados a suplementos no aparecen de la nada. Suelen estar vinculados a dosis muy por encima de lo normal, a productos de mala calidad o a personas con un hígado ya debilitado. Veamos en qué situaciones concretas se han dado los problemas.

1.    Dosis demasiado altas.

Con el extracto de té verde, el riesgo se observó a partir de ≥800 mg de EGCG al día. ¿Qué significa esto en la práctica?

·       Una taza de té verde aporta unos 50–100 mg de EGCG → habría que beber 10 a 15 tazas diarias para llegar a esa cantidad.

·       Una cápsula de suplemento suele contener entre 100 y 200 mg de EGCG → se necesitarían 4 o más cápsulas de las presentaciones más concentradas al día, especialmente si se toman en ayunas, para alcanzar esa dosis de riesgo.
Tomar una o dos tazas de té verde, o una cápsula de suplemento dentro de lo recomendado, no se acerca a esos niveles.

En el caso de la niacina de liberación prolongada, los reportes graves se dieron con dosis de 2–3 gramos al día. Para dimensionar: un multivitamínico típico aporta 20–30 mg de niacina, es decir, quienes tuvieron problemas estaban consumiendo 100 veces más de lo habitual.

2.    Productos con demasiados ingredientes.

Los suplementos “para bajar de peso” tipo multi-ingrediente (como Hydroxycut® u OxyELITE Pro™) fueron responsables de los brotes más llamativos. En Hawái, OxyELITE Pro™ estuvo relacionado con decenas de hospitalizaciones, 2 trasplantes y 1 muerte. El problema fue la mezcla de compuestos y los cambios de fórmula, que hacían imposible identificar al responsable.

3.    Enfermedad hepática previa.

Cuando el hígado ya tiene daño de base, es más vulnerable. En los casos de ashwagandha, los desenlaces fatales ocurrieron solo en personas con enfermedad hepática crónica previa. Algo parecido pasó con la niacina en dosis altas: el caso fatal se dio en alguien con hígado comprometido.

4.    Calidad y etiquetado dudosos.

Algunos suplementos han mostrado ingredientes no declarados en la etiqueta. Por ejemplo, se encontraron catequinas de té verde en productos que ni siquiera las mencionaban. Eso significa que el consumidor no sabía realmente qué estaba tomando.

5.    Susceptibilidad individual.

No todos reaccionamos igual. En el caso del té verde, quienes sufrieron daño hepático compartían más a menudo un marcador genético (HLA-B*35:01). Esto no significa que todos debamos hacernos pruebas genéticas, pero sí que hay diferencias individuales que explican por qué unos pocos desarrollan problemas mientras la mayoría no.

Cuando protegen al hígado

No todas las noticias sobre suplementos y el hígado son negativas. De hecho, la investigación clínica muestra que algunos compuestos pueden ser grandes aliados, especialmente en un problema muy común: el hígado graso no alcohólico (NAFLD). Hoy se estima que afecta a 1 de cada 4 adultos en el mundo. Aquí algunos ejemplos de lo que la ciencia ha encontrado:

Vitamina E en forma de tocotrienoles.

En un ensayo clínico con 71 pacientes con hígado graso, quienes recibieron 300 mg diarios de delta-tocotrienol (aprox. 2 cápsulas estándar de suplemento) durante 12 semanas redujeron inflamación y grasa en el hígado frente al placebo. La vitamina E, en esta forma específica, parece actuar como un antioxidante hepático potente.

Resveratrol.

Famoso por su presencia en la uva y el vino tinto, el resveratrol también se ha probado en cápsulas. En un ensayo con 60 pacientes, 500 mg diarios (equivalente a lo que encontrarías en decenas de botellas de vino tinto, pero concentrado en una cápsula) mejoraron enzimas hepáticas y la sensibilidad a la insulina en solo 12 semanas.

Silymarin (cardo mariano).

Este extracto vegetal se usa desde hace siglos para apoyar al hígado. En un estudio moderno, tomar 420 mg diarios de silymarin (unas 3 cápsulas promedio) ayudó a reducir enzimas hepáticas (ALT, AST) en pacientes con esteatosis. Aunque los resultados varían entre ensayos, la tendencia general es positiva.

N-acetilcisteína (NAC).

La NAC es un antioxidante conocido por su uso hospitalario en intoxicaciones por paracetamol, pero también se encuentra como suplemento oral. Las cápsulas suelen contener 600 mg, y en estudios clínicos con adultos se han usado dosis de 1.200–1.800 mg diarios (2–3 cápsulas al día). Con estas cantidades, se observaron mejoras en enzimas hepáticas y marcadores de inflamación en pacientes con hígado graso.

Simbióticos (probióticos + prebióticos).

El intestino y el hígado están más conectados de lo que pensamos. En un ensayo de 28 semanas, el consumo de un simbiótico diario redujo significativamente la grasa hepática en comparación con placebo. En la práctica, esto equivale a un sobrecito o cápsula al día con cepas y fibras específicas, más allá de lo que aporta un yogur común.

Carnitina.

La L-carnitina, nutriente que ayuda a movilizar grasas, también mostró beneficios en NAFLD. Con dosis de 2 g diarios (equivalente a 2–4 cápsulas de suplemento, o a lo que aportarían más de medio kilo de carne roja, pero sin la grasa saturada), los pacientes mejoraron enzimas hepáticas y su perfil lipídico.

Lo que podemos aprender de ambos lados

La evidencia nos deja una enseñanza importante: el hígado no es enemigo de los suplementos, pero tampoco es inmune a todo lo que consumimos. Los reportes de daño hepático muestran que los problemas aparecen en contextos muy específicos: dosis excesivas (como el equivalente a 10–15 tazas de té verde concentradas en cápsulas), productos de mala calidad o con ingredientes ocultos, y personas con hígado ya debilitado.

Por otro lado, los ensayos clínicos nos recuerdan que hay suplementos con potencial hepatoprotector. Nutrientes como los tocotrienoles de la vitamina E, el resveratrol, la silymarin, la carnitina o los simbióticos han mostrado beneficios medibles en marcadores de inflamación, acumulación de grasa y función hepática en pacientes con hígado graso. En términos sencillos: algunos suplementos mal usados pueden poner carga al hígado, mientras que otros bien elegidos pueden ayudarlo a trabajar mejor y envejecer con más salud.

El mensaje para el consumidor no debe ser miedo ni desconfianza, sino uso informado y responsable. Los suplementos son herramientas nutricionales para personas sanas, que se vuelven más efectivas cuando se consumen en la dosis adecuada, de marcas confiables y, de ser posible, con la orientación de un profesional de la salud.

Porque, igual que ocurre con los alimentos, lo que cuenta no es si algo es “bueno” o “malo” en abstracto, sino qué, cuánto y cómo lo incorporamos a nuestra rutina.

 

Y recuerda…

El hígado es ese gran filtro silencioso que nos acompaña todos los días, y cuidarlo es clave para una vida plena. Los suplementos, como toda herramienta nutricional, pueden jugar a favor o en contra según cómo los usemos: algunos mal formulados o en dosis excesivas pueden sobrecargarlo, mientras que otros, respaldados por evidencia clínica, pueden ser verdaderos aliados para mantenerlo sano.

En ALANUR creemos que la diferencia está en la información y la responsabilidad. Los suplementos no son fármacos, pero tampoco simples placebos: son un apoyo real para la nutrición, siempre que se elijan bien y se consuman con criterio.

Por eso, nuestra invitación es a seguir aprendiendo, cuestionando y construyendo juntos una visión más clara sobre cómo la nutrición, los alimentos y los suplementos pueden mejorar nuestra calidad de vida.

Y recuerda: Nothing beats a good scientific evidence.

Si quieres profundizar más en los estudios que dieron forma a este artículo, consulta las referencias que compartimos a continuación.

 

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·       Nawaz, N., Mistretta, T., Karime, C., Lewis, J., & Wolf, E. (2024). Cholestatic Drug-Induced Liver Injury in a Patient Taking High-Dose Niacin for Hyperlipidemia. Journal of Investigative Medicine High Impact Case Reports12, 23247096231224349.

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·       Abolfathi, M., Mohd-Yusof, B. N., Hanipah, Z. N., Redzwan, S. M., Yusof, L. M., & Khosroshahi, M. Z. (2020). The effects of carnitine supplementation on clinical characteristics of patients with non-alcoholic fatty liver disease: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Complementary Therapies in Medicine48, 102273.

·       Atarodi, H., Pazouki, A., Gholizadeh, B., Karami, R., Kabir, A., Sadri, G., ... & Kermansaravi, M. (2022). Effect of silymarin on liver size and nonalcoholic fatty liver disease in morbidly obese patients: A randomized double-blind clinical trial. Journal of Research in Medical Sciences27(1), 76.

·       Pervez, M. A., Khan, D. A., Slehria, A. U. R., & Ijaz, A. (2020). Delta-tocotrienol supplementation improves biochemical markers of hepatocellular injury and steatosis in patients with nonalcoholic fatty liver disease: A randomized, placebo-controlled trial. Complementary Therapies in Medicine52, 102494.

·       Faghihzadeh, F., Adibi, P., Rafiei, R., & Hekmatdoost, A. (2014). Resveratrol supplementation improves inflammatory biomarkers in patients with nonalcoholic fatty liver disease. Nutrition research34(10), 837-843.

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