Aunque quizá su nombre te confunda, los polifenoles no tienen nada que ver con los ringtones polifónicos que tenías en tu Nokia 1100 en tu adolescencia. Los polifenoles estaban primero, y seguirán estando, manteniéndose relevantes por muchos años más que cualquier Nokia, Samsumg o iPhone. Si no sabes que son, no te preocupes, para nosotros siempre es un gusto poder estar aquí para informarte de todos estos ingredientes bioactivos que nos ayudan a complementar nuestra alimentación para hacerla más saludable.
Pero entonces, ¿Qué son los polifenoles?
Para no complicarnos con términos científicos, podríamos decir que los “poli-fenoles” son como los “poli-cías” de las plantas. Son los defensores del reino vegetal, protegiendo a las plantas de situaciones que generan en ellas estrés oxidativo, como ataques de insectos o la radiación ultravioleta. Así que, cuando disfrutamos de alimentos ricos en polifenoles, es como si reclutáramos a estos “poli-cías” vegetales para que también nos protejan a nosotros. ¡Nos ayudan a combatir el estrés oxidativo y mantenernos en un estado saludable y equilibrado! Ahora, es crucial resaltar que el estudio de los polifenoles en la dieta es un área activa de investigación, principalmente debido a ciertas inquietudes sobre su bioaccesibilidad, farmacocinética y biodisponibilidad que podrían influir en cómo nuestro organismo los utiliza realmente. Es decir, aunque se están investigando sus usos terapéuticos, todavía estamos explorando cómo estos “poli-cías” vegetales se liberan, se distribuyen y en general como interactúan en nuestro sistema. Además, algo fascinante de los polifenoles es su habilidad para unirse a proteínas y péptidos. Esto tiene implicaciones significativas en ciencias sensoriales, nutrición y salud, e incluso en la percepción de la astringencia, ya que se piensa que los polifenoles interactúan con proteínas salivales, enzimas digestivas y proteínas alimenticias en el estómago y el intestino. Y hablando de su presencia en nuestros alimentos, hay una amplia variedad de ellos en nuestra dieta diaria. Los encontramos en especias, hierbas, cacao, té, diversos frutos rojos y frutos secos, y también en alimentos como la linaza y diferentes vegetales y cereales integrales. Incluso las bebidas a base de plantas, como el café, el té, la cerveza y el vino tinto, son fuentes significativas de polifenoles. ¡Exacto! Estos polifenoles están prácticamente en cada rincón de nuestra dieta diaria. En realidad, ¡es probablemente más difícil evitarlos que incluirlos en nuestros platillos! Por ende, conocer los vastos beneficios de los polifenoles es crucial. Su presencia en tantos alimentos cotidianos nos ofrece un abanico de oportunidades para aprovechar sus propiedades protectoras y reforzar nuestro bienestar.
Según estudios y bases de datos alimentarios, la gente puede tener una ingesta promedio de un gramo depolifenoles por día, variando principalmente por la dieta. Muchas investigaciones han centrado su atención en la composición, beneficios para la salud y metabolismo de los polifenoles presentes en extractos vegetales. Por ejemplo, se ha asociado el consumo de polifenoles del té verde con una reducción en el riesgo de ciertas enfermedades, como la disminución en la incidencia de enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Otros estudios destacan los beneficios del resveratrol y el jugo de uva roja concentrado en la reducción del estrés oxidativo, inflamación y riesgos de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, a pesar de estos hallazgos prometedores, aún no se han esclarecido por completo las vías metabólicas y los mecanismos reguladores de los polifenoles. Por suerte, las tecnologías emergentes, como la “foodómica“, brindan opciones innovadoras para investigar el mecanismo funcional de los polifenoles, especialmente su interacción con la microbiota intestinal y su impacto en la salud del tracto digestivo. No te preocupes, ya platicaremos en otro artículo de nuestro blog técnico sobre la foodómica en otra ocasión. Aunado a esto, es vital considerar que los tratamientos tecnológicos y culinarios pueden provocar reacciones químicas y bioquímicas en los tejidos vegetales crudos, afectando la estructura de los polifenoles y resultando en la degradación o formación de nuevos compuestos. Es muy importante destacar que el hecho de que no conozcamos a fondo todos los mecanismos de los polifenoles no disminuye la importancia de su consumo ni invalida los beneficios observados en los estudios. Lo que nos falta es información para tener un control más preciso sobre los productos que desarrollamos basándonos en estos compuestos y entender con mayor especificidad cómo estos pueden beneficiarnos al consumirlos, permitiéndonos así optimizar su impacto en nuestra salud.
Después de entender la importancia de los polifenoles y habiendo ya explorado la variedad de alimentos que son ricos en polifenoles, es fascinante descubrir cuánto pueden hacer por nuestra salud. El té verde, por ejemplo, no solo es una bebida reconfortante, sino que también es un aliado en nuestra lucha contra el exceso de peso, impidiendo el desarrollo de células grasas y favoreciendo su eliminación. Por otro lado, las antocianinas, presentes en las bayas, son como escudos contra la inflamación, proporcionando beneficios adicionales, especialmente para aquellos que enfrentan problemas de sobrepeso, al combatir signos inflamatorios. Más allá de estos, los polifenoles continúan desplegando sus bondades; actúan como protectores cardíacos, manteniendo nuestro flujo sanguíneo y niveles de colesterol en equilibrio, fundamentales para prevenir enfermedades del corazón. Para aquellos que viven con diabetes, el consumir alimentos ricos en polifenoles es una estrategia invaluable, ayudando a controlar los niveles de azúcar en la sangre y optimizando el trabajo de la insulina en el cuerpo. Además, estos componentes protegen nuestro cerebro. Se dedican a resguardar nuestras neuronas y mejorar nuestras habilidades cognitivas y memoria. Su inclusión regular en nuestra dieta tiene la capacidad de proteger nuestra salud de múltiples maneras. Es claro, por tanto, que necesitamos seguir descubriendo más acerca de estos extraordinarios compuestos. Comprender de manera más profunda sus interacciones y beneficios nos dará la clave para integrarlos de manera más efectiva en nuestra alimentación diaria. Al descifrar completamente su potencial y mecanismos, podremos maximizar los beneficios que nos ofrecen, llevándonos hacia un estilo de vida más saludable y equilibrado, y revelando nuevas formas de prevenir y combatir enfermedades a través de lo que comemos.
Como podrás notar hasta este punto, es evidente que la importancia de integrar polifenoles en nuestra dieta ha sido resaltada por numerosos estudios científicos, dada su capacidad para mejorar diversos aspectos de nuestra salud. A día de hoy, gracias a los avances científicos, es bien sabido que una dieta rica en frutas, verduras, nueces, granos, aceites, especias y tés, todos ricos en polifenoles, puede coadyuvar en la prevención de enfermedades crónicas como la aterosclerosis, optimizando el perfil lipídico, mejorando el estado antioxidante y reduciendo la inflamación. Más allá de los alimentos naturales ricos en estos compuestos, la suplementación con polifenoles se presenta como una estrategia complementaria prometedora, especialmente cuando la dieta habitual resulta insuficiente en aportar la diversidad y cantidad necesaria de estos compuestos. Los polifenoles demuestran mejorar la función vascular y poseen propiedades antiinflamatorias que, en combinación con el ejercicio, pueden resultar en mejoras significativas en el rendimiento físico y en la recuperación muscular. Además, el consumo de polifenoles en combinación con ejercicio ha demostrado tener un efecto sinérgico en la mejora de la capacidad de resistencia y en la optimización de los efectos metabólicos en casos de obesidad e insulino-resistencia. En el marco de las sensibilidades al gluten, los polifenoles también ofrecen una potencial estrategia dietética, ayudando a mitigar los efectos tóxicos del gluten en individuos con sensibilidad no celíaca al gluten y enfermedad celíaca, mejorando la calidad de vida de estos pacientes. En este contexto, se debe enfatizar que, si bien los suplementos con polifenoles pueden ofrecer beneficios adicionales, estos no deben ser considerados como sustitutos de una dieta equilibrada ni como curas para enfermedades. Los suplementos son complementos nutricionales que pueden ayudar a prevenir deficiencias y proporcionar un apoyo adicional en situaciones de estrés o desafíos de salud, pero no deben consumirse con la expectativa de prevenir, curar o corregir enfermedades.
Finalmente, la ciencia sigue explorando los múltiples beneficios de los polifenoles, y mientras avanzamos en nuestro conocimiento, la incorporación estratégica de estos compuestos en nuestra dieta, ya sea a través de alimentos naturales o suplementos, se revela cada vez más como un elemento fundamental en la promoción de un estilo de vida saludable y en la prevención y manejo de diversas condiciones de salud. En todos los casos, la incorporación de estos complementos nutricionales debe hacerse de manera informada y considerada, en armonía con una alimentación balanceada y un estilo de vida saludable.
Si quieres conocer más acerca de los polifenoles y su efecto en nuestra salud, te invitamos a revisar las siguientes referencias de estudios científicos:
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