Esperamos que hayas llegado a este artículo después de leer el anterior sobre la vitamina B, pues está bastante relacionado. Pero no te preocupes, si no lo has leído aun puedes ponértelo en la lista de espera para disfrutarlo después de leer sobre el cobalto. Quizá el cobalto no suena como un mineral que sea de consumo humano, y es probable que si has escuchado hablar sobre él sea mas acerca de su uso industrial para la fabricación de aleaciones metálicas, producción de imanes, colorantes y recubrimientos para joyería. Sin embargo, nutricionalmente hablando este es un mineral con propiedades muy similares a las del hierro y níquel, formando parte del grupo de minerales esenciales que debemos incluir en nuestra alimentación. Aunque sabemos que es esencial para nuestro organismo, hoy en día aún guarda ciertos misterios que la ciencia no ha podido encontrar, ya que solo se conoce su función como cofactor de la vitamina B12.Asi es, la ultima de las identidades de nuestro Frank William Abagnale, Jr. de las vitaminas (para entender esto lee nuestro blog sobre vitamina B). Pero no te confundas, que solo se conozca esta función para el cobalto no lo hace menos importante que otros minerales, ahora te diremos por qué.
Así es, nuestro cuerpo necesita que nosotros consumamos alimentos ricos en cobalto para que la vitamina B12 que consumimos pueda sintetizarse y brindarnos los beneficios a la salud que le corresponden. ¿Cómo funciona esto? Pues empecemos dándole su nombre real a este miembro de la familia de vitamina B. La vitamina B12 también se conoce como cobalamina y tiene un papel muy importante en nuestro crecimiento además de contribuir con el desarrollo normal del sistema nervioso, ser indispensable para la médula ósea, para la síntesis de glóbulos rojos y para el correcto funcionamiento del tracto gastrointestinal. Además, la falta de esta vitamina trae como consecuencia anemia perniciosa o debilidad en la mielina (membrana protectora de los nervios de la médula espinal y del cerebro). Hasta aquí bien, pero ¿qué tiene que ver el cobalto en todo esto? Repasemos de nuevo el nombre real de la vitamina B12, ‘COBALamina’,que, aunque existan diferentes variantes de la misma, todas ellas reciben este nombre su estructura química que involucra aun átomo de cobalto central rodeado de cuatro átomos de nitrógeno ecuatoriales. Sin embargo, el aprovechamiento del cobalto para la producción de vitamina B12 es bastante complicado, tanto así que nosotros no podemos hacerlo sin ayuda. Para ello, necesitamos de algunas bacterias anaeróbicas que tienen esta capacidad, como las bacterias propiónicas que se utilizan comúnmente en la industria alimentaria para la producción de alimentos de origen lácteo. Afortunadamente, se ha descubierto a través de un análisis genómico de 256 organismos representativos de la microbiota intestinal humana, que el 43 % de estos era capaz de realizar la síntesis de novo de la vitamina B12, con una capacidad sintética total equivalente a al menos el 31 % de la necesidad humana diaria. Así que, basta con incluir el cobalto en nuestra dieta, a través de alimentos como el chocolate, mantequilla, café, pescado, frutos secos, verduras de hoja verde y cereales frescos, para que los microorganismos en nuestra microbiota sean capaces de producir vitamina B12. Y bueno, creo que no hace falta recordártelo, pero el uso de suplementos como herramienta para completar nuestra alimentación puede asegurarnos un suministro adecuado de cobalto para que nuestra microbiota lo utilice.
Pero ¿Cuánto cobalto hay que ingerir para que produzcamos suficiente vitamina B12? Esa es una excelente pregunta, y si tuviéramos una respuesta puntual podríamos poner fin a las diferencias que existen a nivel internacional sobre su ingesta diaria recomendada (IDR). Aunque se cuenta con una IDR más específica y concreta para la vitamina B12, en el caso del cobalto es un poco más complicado y existe mucha oportunidad de mejora. Por ejemplo, la Junta de Alimentos y Nutrición del Instituto de Medicina en Estados Unidos (EEUU)no se ha pronunciado con una IDR para el cobalto, pero ha establecido una IDR de 2,4 µg/día de vitamina B12 para adultos, discutiendo que esta cantidad puede sintetizarse con solo 0,1 µg/día de cobalto. Sin embargo, la agencia de Estados Unidos para Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades concluyó en 2004 que el nivel de riesgo mínimo (LMR) a largo plazo para el consumo de cobalto en presentación oral en adultos es de 10 µg/kg de peso corporal al día El Grupo de Expertos en Vitaminas y Minerales del Reino Unido concluyó que la suplementación de 1400 µg Cobalto/día era poco probable que causara efectos adversos para la salud en adultos. No obstante, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha sugerido una cantidad segura aceptable para consumo humano por debajo de los 600 µg Cobalto/día. Como puedes observar, entre una recomendación y otra hay muchísima diferencia, y en algunos casos no queda claro el criterio científico que han utilizado para establecer dichos límites.
Lo que la ciencia nos dice sobre el consumo de cobalto es que su absorción gastrointestinal es de aproximadamente el 25% de la dosis administrada, y que esta cantidad puede variar significativamente debido a varios factores: la dosis ingerida, la solubilidad del compuesto y el estado nutricional (por ejemplo, deficiencia de hierro, Fe2+) del individuo. El mecanismo de absorción gastrointestinal de cobalto parece ocurrir desde el yeyuno (primera sección del intestino) a través de un proceso de saturación, comenzando su absorción a través de la mucosa intestinal seguida por la transferencia desde los enterocitos. Además, la absorción gastrointestinal de cobalto involucra mecanismos comunes con Fe2+, ya que las personas con deficiencia de hierro muestran una mayor absorción de cobalto. Sin embargo, existen estudios que discuten que quizá estamos subestimando los beneficios del cobalto en nuestro organismo, y que no todo gira alrededor de la vitamina B12. Existe evidencia científica sobre las propiedades del cobalto en la dieta cuando se consume en cantidades superiores a las proporcionadas como vitamina B12, ya que es posible que se estimulen los procesos antioxidantes y antiinflamatorios sistémicos. Se cree que los iones de cobalto libres pueden inducir la expresión de la hemooxigenasa-1 (HO-1), que es un gen regulado que desempeña un papel fundamental en la prevención de la inflamación vascular. Además, al cobalto se le atribuyen propiedades antioxidantes que van más allá de su papel como cofactor de la vitamina B12.
En cuanto a las evidencias científicas sobre los beneficios de una suplementación con cobalto, según los resultados del estudio realizado por Brook E. Tvermoes y colaboradores, se observó que la ingesta de suplementos dietéticos de cobalto en una dosis de 0,4 mg/día conducirá a concentraciones de cobalto en sangre total que se aproximan rápidamente a un valor entre 9 y 36 veces por encima de las concentraciones dietéticas normales. Sin embargo, estos autores señalan que estas dosis están muy por debajo de las de preocupación toxicológica según Finley y colaboradores, quienes concluyeron que la exposición a 0,03 mg cobalto/kg-día (2,1 mg cobalto/día asumiendo un adulto de 70 kg) representaría una dosis diaria de cobalto que se consideraría “segura” para todos los grupos de edad y la mayoría subpoblaciones potencialmente sensibles. Por lo tanto, esto podría representar una posible cantidad para comenzar a definir y concretar IDR que nos permitan no solo obtener una cantidad de vitamina B12 suficiente, sino también poder aprovechar los beneficios antioxidantes y detoxificantes mencionados anteriormente. Por otro lado, la suplementación con cobalto es algo que los atletas de alto rendimiento que se dedican a competiciones profesionales no podrán aprovechar, ya que desde el 2015 la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) ha incluido al cobalto en su lista de prohibiciones debido a que ejerce una función similar al estímulo hipóxico(altitud) y estabiliza los factores inducibles por hipoxia.
Pero como mencionamos al inicio, aun nos queda mucho por descubrir sobre el metabolismo del cobalto y su gama completa de beneficios al consumirlo. No obstante, lo que es claro hoy en día, es que el cobalto es un mineral esencial que no puede faltar en nuestra alimentación y debemos asegurarnos de incluir sus principales fuentes alimentarias a nuestra dieta, recordando que podemos hacer uso de suplementos alimenticios para ayudar a cubrir cualquier posible deficiencia. Por lo tanto, no hay mejor consejo para darte en esta ocasión que seguir animándote a que cuides tu alimentación, asesorándote con un profesional si te es posible, y que mantengas un estilo de vida saludable para que mantengas funcionando perfectamente todo tu organismo.
Para más información sobre el consumo de cobalto, te invitamos a revisar los siguientes artículos:
Chen, Y., Huang, H., He, X., Duan, W., & Mo, X. (2021). Sex differences in the link between blood cobalt concentrations and insulin resistance in adults without diabetes. Environmental Health and Preventive Medicine, 26(1), 42.
Finley, B. L., Monnot, A. D., Gaffney, S. H., & Paustenbach, D. J. (2012). Dose-Response Relationships For Blood Cobalt Concentrations and Health Effects: A Review of the Literature and Application of a Biokinetic Model. Journal of Toxicology and Environmental Health, Part B, 15(8), 493-523.
Finley, B. L., Monnot, A. D., Paustenbach, D. J., & Gaffney, S. H. (2012). Derivation of a chronic oral reference dose for cobalt. Regul Toxicol Pharmacol, 64(3), 491-503.
Finley, B. L., Unice, K. M., Kerger, B. D., Otani, J. M., Paustenbach, D. J., Galbraith, D. A., & Tvermoes, B. E. (2013). 31-Day Study of Cobalt(II) Chloride Ingestion in Humans: Pharmacokinetics and Clinical Effects. Journal of Toxicology and Environmental Health, Part A, 76(21), 1210-1224.
Gaucheron, F. (2011). Milk and Dairy Products: A Unique Micronutrient Combination. Journal of the American College of Nutrition, 30(sup5), 400S-409S.
Glade, M. J., & Meguid, M. M. (2018). A glance at…antioxidant and antiinflammatory properties of dietary cobalt. Nutrition, 46, 62-66.
Leyssens, L., Vinck, B., Van Der Straeten, C., Wuyts, F., & Maes, L. (2017). Cobalt toxicity in humans—A review of the potential sources and systemic health effects. Toxicology, 387, 43-56.
Leyssens, L., Vinck, B., Van Der Straeten, C., Wuyts, F., & Maes, L. J. T. (2017). Cobalt toxicity in humans—A review of the potential sources and systemic health effects. 387, 43-56.
Tvermoes, B. E., Finley, B. L., Unice, K. M., Otani, J. M., Paustenbach, D. J., & Galbraith, D. A. (2013). Cobalt whole blood concentrations in healthy adult male volunteers following two-weeks of ingesting a cobalt supplement. Food and Chemical Toxicology, 53, 432-439.
Unice, K. M., Monnot, A. D., Gaffney, S. H., Tvermoes, B. E., Thuett, K. A., Paustenbach, D. J., & Finley, B. L. (2012). Inorganic cobalt supplementation: Prediction of cobalt levels in whole blood and urine using a biokinetic model. Food and Chemical Toxicology, 50(7), 2456-2461.