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La vitamina B: Atrápame si puedes

Seguramente has visto la película con ese nombre disfrutando de las actuaciones de Leonardo DiCaprio y Tom Hanks, dirigida por el mismísimo Steven Spielberg. Pues, sin intención de hacer ningún spoiler (la película es del año 2002, has tenido tiempo de verla) los científicos a lo largo de la historia han jugado el mismo papel que Tom Hanks intentando descubrir quién era realmente nuestro Frank William Abagnale, Jr. (personaje de DiCaprio) de las vitaminas. Aunque a diferencia de que en esta película todas las identidades eran el mismo Frank Abagnale, en el caso de la vitamina B pasa lo contrario, pues las 12 identidades(de la B1 a la B12)que componen a este grupo son diferentes entre sí. Pero bueno, ¿a qué nos referimos con esta loca comparación? Pues bien, quizá ahora conoces que los avances científicos nos han demostrado que contamos con estas 12 buenas razones para consumir vitamina B, pero no siempre fue así. Ahora conocemos que la vitamina B1, B6 y B12son algunas de las identidades más populares de la vitamina B, pero a principios de 1900 se creían que eran parte de la misma sustancia. Si nuestra introducción está funcionando quizá te estarás preguntando “¿Cómo comenzó todo esto de la vitamina B?” “¿Cómo fue que nos dimos cuenta de que no hay solo una vitamina B?” y “¿Por qué todas se llaman vitamina B y no tienen su nombre propio?” todas estas preguntas son muy válidas e interesantes por lo cual nos gustaría responderlas antes de contarte cual es la importancia de su consumo y porque debes procurar incluirlas en tu dieta.

Comencemos por el principio, todo lo que sabemos de las vitaminas viene de un largo esfuerzo por parte de los científicos, para encontrar soluciones a los problemas de salud y alimentación a los que se enfrenta la sociedad que los rodea. Es así como comienza prácticamente la historia de todas las vitaminas, misma que continúa escribiéndose en la actualidad. Fue cerca del año 1912, que Frederick Gowland Hopkins(un bioquímico inglés)pudo demostrar gracias a sus experimentos que “en los alimentos existen sustancias que en pequeña cantidad son necesarias para la nutrición de los animales”, y propuso llamarlas “factores accesorios de la alimentación”. ¿Recuerdas que en nuestro Blog te hemos hablado sobre la vitamina E, y que su descubrimiento fue también realizado estudiando la alimentación de roedores? Interesante, ¿Verdad? Pues bien, continuando con nuestra historia, de forma paralela al trabajo de Gowland sucedió que, Casimir Funk (un bioquímico polaco) aisló un concentrado del agua usada para refinar arroz que curaba la enfermedad del beriberi. Funk denominó a esta fracción acuosa con el nombre de “vita” (vida) y “amine” (amina, sustancia que contiene amoníaco) y fue capaz de relacionar ciertas sustancias orgánicas, (a las que posteriormente nombró vitamine), con la prevención de enfermedades específicas. Luego, al descubrirse que no todas contenían “amina” (con el hallazgo de la vitamina C), los científicos ingleses propusieron quitar la letra “e”, quedando solamente la palabra vitamin para denominar a dichas sustancias. Hasta aquí ahora sabemos como ha surgido el nombre no solo de la vitamina B, sino la raíz de todas las demás.

Fue hasta años después, en 1915,que llegó el trabajo de Elmer Vernon McCollun y Margarite Davis, que dando continuación al trabajo de Funk concluyeron que, a partir de arroz pulido, caseína, sales y grasa de mantequilla podrían extraerse “sustancias no identificadas” solubles en agua y resistentes a temperaturas que eran indispensables para el crecimiento y desarrollo de roedores. Acto seguido, en 1916, McCollum y su estudiante de posgrado Cornelia Kennedy pensaron que había dos factores accesorios de distinta naturaleza en la dieta: el B soluble en agua, que se encuentra en la leche, la yema de huevo y el embrión de trigo, y el A soluble en grasa, que se encuentra en alimentos como la grasa de la mantequilla, la yema de huevo y aceite de pescado. En ese momento, McCollum pensó que su fracción B soluble en agua era el mismo factor que la sustancia anti-beriberi descrita en estudios anteriores por Christiaan Eijkman. Posteriormente, en 1920 ya era bastante evidente que el factor antipolineuritis, el factor “hidrosoluble B” que también se encontró presente en materiales como las levaduras, no era una sola sustancia. Esto quedó demostrado por el hallazgo de que la levadura fresca podía prevenir tanto el beriberi como la pelagra. Sin embargo, el factor antipolineuritis en la levadura era inestable al calor, mientras que dicho tratamiento no alteró la eficacia de la levadura para prevenir la dermatitis en roedores. Esto hizo que Goldberger sugiriera que la entonces llamada vitamina B era en realidad al menos dos vitaminas: la vitamina (vitamina B1) contra la polineuritis y una nueva vitamina (vitamina B2) contra la pelagra. Fue así como comenzamos a darnos cuenta de que la vitamina B no era una sola, sino que contenía diferentes fracciones que podían ser aisladas e identificadas. Podemos saltar ahora al año 1932, donde la estructura química de la vitamina B1fue determinada por R.R. Williams, quien la denominó tiamina, es decir, la vitamina que contiene azufre (thios, en griego). Con esto podemos responder la última pregunta que nos planteamos inicialmente, aclarando que, aunque pertenezcan al grupo de vitamina B, poseen su nombre propio que les fue asignando según fue ocurriendo su descubrimiento.

Por lo tanto, a lo largo de los años, los experimentos con la dieta de los animales y humanos continuaron, y se demostró que la vitamina B2 no era una única sustancia estable al calor, sino varias. Con el tiempo los científicos descubrieron que este “complejo B2” contenía una sustancia a la que se llamó Riboflavina, misma que mantuvo el nombre de vitamina B2, la Niacina (B3),el Ácido Pantoténico (B3) y la Piridoxina (B6). El resto de las vitaminas pertenecientes a este complejo vitamínico B, se obtuvo a partir de diferentes fuentes en las que se pudo extraer esta fracción. Sin embargo, al ser todas solubles en agua, cuando se sospechaba que un extracto acuoso contenía una vitamina nueva se la bautizaba como “B”, hasta que se fueron conociendo sus estructuras y bautizando con “nombre propio”. Como algunas veces más de un grupo de investigación estaba estudiando una misma vitamina sin saberlo, por lo que ha habido sustancias “bautizadas” más de una vez. Así, para cuando llegamos a los años 50, ya se conocían las siguientes vitaminas B:Biotina o B7, B8, o vitamina H; ácido fólico o vitamina B9; Cobalaminas o vitamina B12. Sin embargo, siguiendo con la comparación con Frank Abagnale, a lo largo de los años fueron descubriéndose moléculas que pensamos eran parte de la familia de la vitamina B, pero eran solo pistas de moléculas que realmente no merecían formar parte de este grupo al no cumplir con las características necesarias, Algunos ejemplos de moléculas que “se hicieron pasar” por vitamina B son: Mio-inositol (B8); Carnitina (BT);Amigdalina (vitamina B17).

Pero bien, ¿qué importancia tiene consumir las vitaminas del grupo B? Como podrás adivinar, al ser moléculas diferentes, el hablarte de uno a uno los beneficios del consumo de las 12 identidades de esta vitamina sería tema para un artículo completo de nuestro blog. No obstante, podemos resaltar que su deficiencia es peligrosa, recordando las enfermedades que mencionábamos aquí y que forman parte de la historia de su descubrimiento: la beriberi y la pelagra. Ambas, aunque se creía que eran enfermedades de infección, posteriormente se descubrió que estas eran ocasionadas por una deficiencia de vitamina B. Por ejemplo, ahora sabemos que la beriberi es un trastorno derivado de la falta de tiamina (vitamina B1)que puede causar graves daños al corazón y al sistema nervioso. Por otro lado, la pelagra es una enfermedad sistémica secundaria a la deficiencia de niacina (vitamina B3) o de su precursor, el triptófano. La niacina es necesaria para varios procesos metabólicos, de señalización celular y reparación del ADN, y al padecer su deficiencia, se corre el riesgo de contraer pelagra, la cual se caracteriza por la tétrada clásica de dermatitis, diarrea, demencia y muerte. Otro ejemplo de los riesgos de deficiencias de vitaminas del grupo B, es la deficiencia de ácido pantoténico (vitamina B5) la cual puede ocasionar cansancio, tristeza e irritabilidad, así como insomnio, vómitos, dolor de estómago, entumecimientos y hormigueos en manos y pies e infecciones de las vías respiratorias altas.

Lo mejor, es buscar las diferentes fuentes alimentarias que puedan aportarnos las diferentes identidades de la vitamina B, favoreciendo así el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Adicionalmente, podemos aprovechar el uso de los suplementos alimenticios como una herramienta excelente para mantenernos en los niveles óptimos de estas vitaminas. Actualmente, ya es común que expertos de la salud recomienden a sectores específicos de la población el utilizar suplementos alimenticios para obtener las diferentes moléculas que conforman el grupo de la vitamina B. Un claro ejemplo es el de las mujeres embarazadas ya que, además del ácido fólico (B9),se les recomienda que durante su periodo de embarazo tomen cobalamina (vitamina B12) para prevenir el riesgo de preeclampsia, restricción del crecimiento fetal, trabajo de parto prematuro, defectos del tubo neural, anemia megaloblástica neonatal y síntomas neurológicos neonatales. Sin embargo, los beneficios en la suplementación con vitamina B12, no se restringe solo a mujeres embarazadas, sino que estudios científicos sugieren que la concentración de vitamina B12 entre 400 y 700 pg/mL puede mejorar los parámetros de los glóbulos rojos y puede favorecer una mejor síntesis de hemoglobina en atletas de alto rendimiento.

Hay muchísima información que nos queda por descubrir acerca de esta vitamina tan multifacética y de personalidad múltiple. Quizá en un futuro descubramos que son más o menos de 12, pero por ahora, lo que sabemos es que son parte fundamental de nuestro correcto funcionamiento biológico. Por lo tanto, te invitamos a que continúes informándote sobre las fuentes alimentarias que las contienen, y de sus diferentes beneficios. De esta forma, podrás incorporarlas a tu dieta, en las concentraciones adecuadas para lograr tus objetivos nutricionales y/o de salud.

Para más información sobre esta vitamina te invitamos a consultar los siguientes artículos:

Agrawal, P., Landge, N., Sonawane, S., Gupta, R. J. I. I. J. o. P., & Implantology. (2020). Vitamin-B complex–A review. 3(4), 122-123.

Allen, L. H. J. T. A. j. o. c. n. (2009). How common is vitamin B-12 deficiency? , 89(2), 693S-696S.

Behrens, A., Graessel, E., Pendergrass, A., & Donath, C. J. S. r. (2020). Vitamin B—Can it prevent cognitive decline? A systematic review and meta-analysis. 9(1), 1-21.

Black, M. M. (2003). Micronutrient Deficiencies and Cognitive Functioning. The Journal of Nutrition, 133(11), 3927S-3931S.

Krzywański, J., Mikulski, T., Pokrywka, A., Młyńczak, M., Krysztofiak, H., Frączek, B., & Ziemba, A. (2020). Vitamin B12 Status and Optimal Range for Hemoglobin Formation in Elite Athletes. 12(4), 1038.

Northrop-Clewes, C. A., & Thurnham, D. I. (2012). The Discovery and Characterization of Riboflavin. Annals of Nutrition and Metabolism, 61(3), 224-230.

Pinto, J. T., & Zempleni, J. (2016). Riboflavin. Advances in Nutrition, 7(5), 973-975.

Sande, H., Jacquemyn, Y., Karepouan, N., & Ajaji, M. J. O. G. (2013). Vitamin B12 in pregnancy: Maternal and fetal/neonatal effects—A review, Open J. 3, 599-602.

Suwannasom, N., Kao, I., Pruß, A., Georgieva, R., & Bäumler, H. (2020). Riboflavin: The Health Benefits of a Forgotten Natural Vitamin. 21(3), 950.

Wilson, R. L., Gummow, J. A., McAninch, D., Bianco-Miotto, T., & Roberts, C. T. (2018). Vitamin and mineral supplementation in pregnancy: evidence to practice. 48(2), 186-192.