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Vitamina D… ¿Por qué ha llamado la atención?

Los días soleados son parte de nuestra vida, y con ellos llega la oportunidad de aprovechar al máximo nuestros niveles de la vitamina del sol, ¿sabes de qué vitamina hablamos? Así es, estamos hablando de la vitamina D, misma que se ha vuelto muy popular en los últimos años debido a los distintos beneficios a la salud confirmados por la ciencia. Desde hace muchos años sabemos que la vitamina D es un nutriente necesario para la salud, pero ¿qué ha cambiado recientemente?¿por qué se ha vuelto cada vez más popular?

Pues, para empezar, estamos viviendo en un mundo con una interconexión sin precedentes gracias al internet y redes sociales. Es gracias a estas últimas, las redes sociales, que se ha creado conciencia sobre la importancia de una buena alimentación y el combate a las deficiencias nutricionales. Entre una de las principales deficiencias nutricionales, se ha observado que se encuentra la deficiencia en vitamina D debido a la escasez de esta vitamina en nuestra dieta, ya que solo pocos alimentos la contienen de forma natural, destacando entre estos el pescado azul (como sardinas, arenque, atún, caballa, salmón), aceite de hígado de bacalao, yemas de huevo, hongos shiitake, hígado o vísceras. Por lo tanto, la ruta principal para obtener vitamina D es la síntesis en la piel, mediante la conversión enzimática activada por el sol. Estavía representa el 90% de la reposición de vitamina D, ya que solo después de una exposición a la luz del sol (específicamente a la radiación ultravioleta-B, conocidos simplemente rayos UVB), podemos convertir a vitamina D2 y D3, las principales formas de esta vitamina en nuestra dieta.

Quizá ahora te estarás preguntado, pero ¿cómo funciona esto?, ¿qué papel tiene el sol en la producción de esta vitamina? Te lo explicamos de manera muy sencilla. Nuestra principal forma de vitamina D es el colecalciferol(vitamina D3) y se obtiene a partir de algunos alimentos de origen animal, a través de la transformación de su precursor 7-dehidrocolesterol.Por otro lado, entre las fuentes de origen vegetal podemos encontrar el ergocalciferol (vitamina D2) el cual se sintetiza a partir de su precursor conocido como ergosterol. Durante la exposición a la luz solar, los rayos UVB son capaces de penetrar la piel y ser absorbida por proteínas, ADN y ARN. Sin embargo, los precursores de vitamina D, también son capaces de absorber efectivamente estos rayos de luz que penetran nuestra piel. La mayor parte de esta radiación UVB se absorbe en la epidermis y, como resultado, cuando se expone a la luz solar, la mayor parte de la vitamina D3 que se produce en la piel se produce en las células vivas de la epidermis (capa externa de nuestra piel). Esta es la razón por la que después de la exposición a la luz solar, la vitamina D3 permanece en la piel incluso cuando la piel se lava con agua y jabón inmediatamente después de la exposición a la luz solar. Entonces, es así como ambos precursores de vitamina D se activan por los rayos ultravioletas convirtiéndose en previtaminas y, sucesivamente, a través de una isomerización y metabolismo en hígado y riñones, en vitaminas.

Hasta aquí todo muy bien, ¿no? Sencillo y fácil de entender. Ahora veamos porque te hemos dicho que la ciencia nos ha demostrado nuevos beneficios. Diferentes estudios, han demostrado que, junto con el calcio, la vitamina D contribuye a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos se vuelvan más delgados y débiles y sean más propensos a fracturas. Además, al cuerpo le hace falta la vitamina D para otras funciones. Por ejemplo, los músculos la necesitan para el movimiento y los nervios para transmitir mensajes entre el cerebro y otras partes del cuerpo. Incluso, recientemente se ha observado en algunos estudios que la deficiencia de vitamina D se asoció con un mayor riesgo de COVID-19.Además, se ha observado que la suplementación con vitamina D3 durante o justo antes de padecer COVID-19 se asoció a un padecimiento menos grave de la enfermedad y a una mejor tasa de supervivencia en adultos mayores de riesgo. Sin embargo, estos últimos hallazgos aún siguen probándose en diferentes estudios, para poder confirmar, y sobre todo comprender, el papel preventivo de la vitamina D en esta enfermedad. No solo eso, además, sigue confirmándose y definiéndose en estudios científicos el papel de la vitamina D para que el sistema inmunitario pueda combatir las bacterias y los virus que lo atacan.

Pero entonces, ¿qué es lo que sabemos acerca del papel de la vitamina D y el refuerzo a nuestro sistema inmunitario? Bien, pues sabemos que nuestro sistema inmunitario representa nuestra primera barrera de defensa contra agentes extraños (ya sean virus, bacterias, entre otros) que atacan nuestro cuerpo, pero su funcionamiento será tema para otra ocasión. Lo más interesante es que, en los últimos años, la ciencia ha demostrado que la vitamina D tiene un efecto sobre la respuesta inmune innata y la respuesta inmune adaptativa. Interesante, ¿no? Esto sucede ya que varias células y tejidos de nuestro organismo son capaces de expresar el receptor de vitamina D (VDR) y provocar reacciones de señalización en casos específicos. Los datos acumulados sugieren que la vitamina D y la señalización de su receptor juegan un papel clave en la capacidad de los macrófagos y otras células inmunes para mejorar la defensa antimicrobiana del huésped y coordinar una variedad de respuestas biológicas, incluida la actividad inmunitaria e inflamatoria. Por ejemplo, la vitamina D es necesaria para activar el gen responsable de sintetizar el péptidocatelicidina, el cual es un antimicrobiano con capacidad de destruir a bacterias patógenas detectadas en  nuestro organismo.

Como lo hemos mencionado anteriormente, las fuentes de vitamina D en nuestra dieta son escasas, por lo que una estrategia complementaria puede ser el consumo de suplementos. En este sentido, la ciencia ha invertido mucho tiempo y esfuerzo para demostrar la eficiencia y efectividad de una suplementación con vitamina D en relación con los diferentes beneficios que se le atribuyen. Aunque la ciencia siempre está en movimiento, hacia adelante o incluso hacia atrás cuando la nueva evidencia lo sugiera, lo cierto es que la mayoría de los estudios relacionados con la suplementación con vitamina D confirman sus beneficios. Por ejemplo, Zhang y colaboradores(2019) observaron que consumir suplementos con vitamina D redujo el riesgo de muerte por cáncer en un 15%.De igual manera, Grant y colaboradores (2020) observaron que para el tratamiento de personas que se infectan con COVID-19, podría ser útil la suplementación con vitamina D3. Por otro lado, también se ha observado que la suplementación con vitamina D en ayuda en la rehabilitación de pacientes después de una operación de fusión inter somática cervical anterior, reduciendo el riesgo de caídas y mejorando la estabilidad postural. A pesar de estos beneficios demostrados en diferentes estudios, existen un gran número de estudios que sugieren lo contrario. Entonces, ¿la suplementación no funciona realmente?, la respuesta es un poco más complicada, pues los “ensayos controlados aleatorios (ECA)”, los cuales son comúnmente aceptados por proporcionar un “estándar de oro” para evaluar la eficacia de nuevas formas de tratamiento, han utilizado diseños desarrollados para probar medicamentos mientras que la vitamina D es un nutriente. La apreciación de esta diferencia es fundamental para identificar los beneficios para la salud a partir de los datos de los ECA existentes y para mejorar el diseño futuro de los ECA.

En conclusión, la ciencia siempre nos aconseja a estar atentos, y a actuar según la evidencia científica indique el camino adecuado. Es un hecho que la deficiencia de vitamina D es común por las limitadas fuentes de esta que tenemos en los alimentos, por lo que siempre será buena idea fortalecer nuestra ingesta por medio de suplementos alimenticios y baños de sol. Lo mejor es que cuidemos de nuestra salud desde los hábitos, y de acuerdo con nuestras necesidades reales con la ayuda de un especialista, y aprendamos a hacer uso de los suplementos para prevenir cualquier posible deficiencia. Suma este consejo a un estilo de vida saludable, ejercitando tu cuerpo y mente, y verás que tendrás grandes beneficios.

Dr. Hugo Palafox, PhD

Dr. Gustavo Velderrain, PhD

Para más información:

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